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René Espinosa, presidente de FEMIA.

En noviembre del año pasado, la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA) nombró a René Espinosa como su nuevo presidente para el periodo 2020-2022. Espinosa tiene más de 18 años de experiencia en la industria y desde hace diez años ha estado al frente de las operaciones de Metal Finishing Co., la empresa de acabados con más certificaciones en esta industria dentro del país.

Espinosa fue presidente del Clúster Aeroespacial de Chi­­hua­­hua, desde donde apoyó la estrategia de desarrollo de proveedo­­res de FEMIA, cuyo objetivo es lograr que más empresarios mexicanos migren a esta industria, pues está convencido de su importancia estratégica para la economía nacional. Products Finishing México tuvo la oportunidad entrevistarlo y hablar sobre sus perspectivas para el sector aeronáutico, luego de un año caótico y con muy pocos vuelos como fue 2020.

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PFM: Luego de un año tan inusual como 2020, ¿qué perspectivas vislumbras para la industria aeroespacial mexicana?

RE: Para tener una perspectiva del año 2020 hay que entender cómo cerramos 2019. Debemos recordar que la industria venía de un crecimiento en los últimos 10 años, con un pro­­medio de 14.3% anual, y no hay otra industria con ese crecimiento en México. Aeroespacial generaba arriba de 60,000 empleos directos, que puede no ser un gran volumen, pero son buenos empleos y están bien remunerados porque requie­­ren una especialización. En exportaciones cerramos con más de 9,000 millones de dólares en 2019, pero para 2020 todavía no tenemos el cierre oficial de la Secretaría de Economía. No obstante, en el verano de 2020, una vez que se reactivó la industria, sacamos una proyección de cómo podría terminar el año en esta industria.

Como parte de este análisis hicimos tres escenarios: opti­mista, medio y pesimista. Hablamos de que teníamos la expectativa de un decremento de 25 a 45% porque la crisis en aeronáutica no inició con el COVID; en este hemisferio la crisis inició desde diciembre de 2019, cuando se anunció el paro del programa del Boeing 737 MAX. Por estar en Nor­­teamérica, en México tenemos mucha participación —la mayoría de las empresas aquí tenemos un programa ligado a Boeing—, y eso fue un golpe muy fuerte; después vino la pandemia y nos dio otro gran golpe.

En nuestras perspectivas pusimos que podría haber una pérdida de 20,000 empleos directos, pero hasta el momento no hemos sabido de ninguna empresa que haya cerrado a causa de esta crisis. Afortunadamente, las operaciones siguen, pero el golpe ha sido duro porque esta industria depende de los pasajeros. A diferencia de otras crisis que hemos vivido, se trata de la crisis más fuerte porque es direc­tamente proporcional al número de boletos vendidos, y esto solo se va a reac­tivar cuando logremos tener a los pasajeros de regreso en los vuelos.

Aspecto general de la planta de Metal Finishing Co. en Chihuahua.

PFM: De los escenarios que formularon, ¿cuál se acercó más a la realidad?

RE: Según la información que nos compartieron hasta sep­­tiembre, había una afectación de casi 35%; entonces, creo que vamos a terminar en el escenario medio. ¿Qué nos dice esto? Bueno, que como industria tenemos una gran diversificación porque participamos en sectores que no fueron tan afectados, como el militar. En la operación que dirijo, en Metal Finishing Co., hemos visto un crecimiento de nuevos proyectos en la parte militar, y esto ayudó a recuperar algo de lo perdido. Cuando hablamos de la empresa nacional vemos que hay capacidades desarrolladas en varios sectores, como maquinado, fabricación de piezas de aluminio y en procesos especiales. Al identificar que venía un revés tan fuerte, la madurez, la capacidad y el expertise de las operaciones nacionales abrió la posibilidad de identificar proyectos transversales. Posiblemente, los requerimientos de estos nuevos proyectos no serán inmediatos y puedan tardar, por lo que estimamos que para 2023 podremos llegar a los números con los que cerramos 2019.

Hablamos de una crisis de tres años, en la que hay una capacidad disponible —una capacidad ociosa, por llamarla así—, pero muchos hemos visto oportunidades en sectores transversales compatibles con la aeronáutica, y eso ha per­­mitido sostener las operaciones. La mayoría de las PYMES de este sector tiene diversificadas sus operaciones, y hay sectores que han ayudado a reemplazar la baja en la demanda.

PFM: ¿Qué ejemplos tienen de esa diversificación o de proyectos transversales?

RE: Hay OEMs que son parte de la FEMIA y trabajan muy fuerte en el desarrollo de proveedores a escala nacional. Varias no solo tienen la parte aeronáutica, sino que partici­­pan en energías renovables, y también las hay en el sector médico. Estas OEMs fueron capaces de identificar nuevos paquetes y empezar a desarrollarlos con proveedores ya aprobados; de esta forma, a lo largo de 2020 y 2021, estas tractoras comienzan a ver proveedores de maquinados o procesos especiales que hacían algo para aeronáutica, y ahora están llevando esa capacidad al ámbito médico. Hay grandes ejemplos, como el de Safran, en Chihuahua, que se dio a la tarea de fabricar respiradores. Ellos lograron identificar pro­­veedores locales o regionales para maquinar los componentes. Como suele decirse: con cada crisis se abre una oportunidad, y en aeroespacial hemos podido identificarlas y concretarlas.

PFM: ¿En el caso de Metal Finishing Co., sucedió algo así?

RE: Tuvimos la posibilidad de arrancar producción en noviembre para un proyecto en el segmento de vehículos recreativos. Esa oportunidad se nos presentó y pudimos ser competitivos. Para nosotros fue fácil cumplir con los estándares de calidad y las certificaciones, y este proyecto vino a sustentar mucho de lo perdido. De hecho, el proyecto está ligado a la primera inversión que fue anunciada en México a raíz del T-MEC. Se trata de plataformas que se mantienen por varios años, y realmente no ponen en peligro nuestra capacidad principal para proveer al sector aeronáutico. Nuestro core business sigue siendo aeroespacial y estamos listos para reactivarlo este año.

Empleados de MFCo. enmascarando piezas

PFM: ¿Qué aprendizajes les dejó 2020 a los proveedores de aeroespacial en México?

RE: A raíz de la pandemia, en FEMIA comenzamos a tener una comunicación semanal con los clústeres de Querétaro, Monterrey, Chihuahua y Guanajuato —que recientemente lo integramos—, con la finalidad de saber qué estaba pasando en el ámbito estatal, y se comenzó a generar una buena dinámica que se mantiene. Tenemos reuniones una vez al mes y aprendimos a identificar las oportunidades. Si bien un crecimiento de 14.3% anual te da mucha confianza como industria, cuando viene la pandemia, dices: “Somos vulnerables. No somos intocables y tenemos que trabajar en equipo”. Esto lo repito mucho desde que tomé el cargo en la FEMIA y no es un cliché. Realmente, como industria tenemos que trabajar en conjunto, tener comunicación como regiones, clústeres y empresas.

Con esta crisis hemos logrado una comunicación fluida entre las tractoras, OEM y sub-Tiers, de forma que algunas cosas las cotizamos de manera conjunta, con una comuni­ca­ción directa. Hoy tenemos proyectos que se hacen en Mon­­terrey, que vienen a un tratamiento térmico a Chihuahua, y después me los mandan para un proceso químico, pero que antes se hacían en Asia o en Estados Unidos. Son muchos los aprendizajes, pero yo lo resumiría diciendo que la sinergia orgánica que logramos este año, no la habíamos tenido antes.

PFM: ¿Qué cambió en la estrategia de desarrollo de proveedores de FEMIA con la pandemia?

RE: Obviamente, el escenario actual es complejo, porque muchas PYMES lograron sostenerse por la diversificación de la que hablábamos, pero el impacto en el empresariado nacional ha sido fuerte. Desde FEMIA continuamos con el proyecto de integración, de llevar de la mano a la empresa nacional para poder migrar a aeroespacial, pero también nos estamos dando a la tarea de buscar herramientas financieras que le ayuden a sostener lo que esto implica.

Las empresas nacionales que lograron sostenerse están diversificadas, sirven a varios sectores, pero para las nuevas tenemos que ver cómo conseguir ayudas o herramientas financieras; los empresarios fueron muy golpeados. Y tenemos que continuar trabajando, aunque haya cierta desaceleración. Ahora estamos como en una pausa para sacarle punta al lápiz y empezar a trabajar en mejorar. Tenemos casos de empresas en Querétaro, Monterrey y el estado de México que están reinventándose.

Insisto, ha sido un tiempo muy difícil y no deseamos vivirlo otra vez, pero vemos que la gente del sector está buscando la oportunidad. ¿Por qué? Porque 2023 va a llegar muy rápido, muchas de las grandes plataformas se van a reactivar, y tenemos que aprovechar este tiempo. Es una pausa para visualizar, prepararnos y estar listos para lo que venga. El T-MEC va a abrir posibilidades, y el conflicto China-Estados Unidos abre una oportunidad también. México ya no es solo un socio comercial, es miembro del bloque económico de Norteamérica. Esto lo vemos a través de los directores de cadenas de proveeduría que buscan cómo traer proyectos y están cotizando en México.

Es tiempo de cotizar porque las estrategias de nearshoring y de reshoring son reales. El comprador ahora no va a comprar, pero va a cotizar y prepara su estrategia para poder reloca­lizar su cadena de valor. Son tiempos de mucho trabajo, de reestructurarse internamente, de evaluar estrategias, porque las proyecciones de demanda de aeronaves nuevas (43,000 para 2035), siguen igual, simplemente se corrieron cinco años y ahora son para 2040.


PFM: Un escenario contradictorio ¿no?, con crisis económica, pero con oportunidades más adelante...

RE: Totalmente. Tengo entendido que en 2040 habrá cerca de 20,000 aeronaves que deberán ser reemplazadas por haber cumplido sus horas de vuelo. Son aeronaves que se van a necesitar y ahora hay una gran demanda en el área de cargo, así que viene una transformación de aviones para pasaje­ros en aviones de carga. El sector militar, por otra parte, no detiene su crecimiento y hay posibilidad para México de participar en programas satelitales, del espacio. No es un mercado grande como el de las aeronaves, pero ya empieza a verse para México.

Con las estrategias de reshoring, no solo se abren oportuni­dades para el sector aeroespacial, sino transversales, con proyectos que se intenta traer en automotriz, electrónica, salud. Eso presenta un abanico para México, porque existen la capacidad, la madurez, las certificaciones, el conocimiento. Hablamos de ya casi cuatro generaciones en las que tenemos una vocación de ingeniería y de manufactura en México.

Repito, no es algo que viene: es algo que ya estamos trabajando y que vivimos el año pasado en varias regiones del país, con tractoras y OEM. Hubo visitas virtuales a plantas y, cuando se pudo, fueron visitas físicas para identificar las capacidades disponibles. Como en la FEMIA tenemos esa comunicación directa. Invito a las empresas a que se acerquen para mostrarles nuestro programa de desarrollo de proveedores y las posibilidades que existen; que sepan qué necesitan para poder madurar y tener el timing necesario con el fin de con­­cretar negocios en este sector

Sabemos que son tiempos muy difíciles, pero las oportunidades que esperamos en México van a generar una nueva ola en la industria a escala nacional y multisectorial. Acabamos de crear una colaboración con la Agencia Espacial Mexicana y, por primera vez, participamos con el gobierno federal en programas de satélites. También lanzamos un proyecto para llevar de la mano a las empresas nacionales que tengan interés en entrar al sector militar para proveer a Estados Unidos.

Seguimos trabajando con las regiones, con los gobiernos que quieran desarrollar la industria en sus estados o ciudades. Esta industria no es nada más para los clústeres o las regiones que siempre se escuchan. Trabajamos para desarrollar la in­­­dustria a escala nacional y vamos a continuar hablando con los gobiernos, haciéndoles ver las oportunidades y lo estratégico que es este sector para México.

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