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Con esfuerzo y conocimiento siempre podremos llegar muy alto

Aún no cumple los 30 años, pero Tania Merlos tiene ya una vasta experiencia profesional que le ha permitido ascender rápidamente en la industria. Esta ingeniera nos comparte un poco de su trayectoria profesional y los retos que siguen enfrentando las jóvenes en este ámbito.

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Tania Merlos Palacios

Tania Merlos Palacios, ingeniera de nuevos productos en Gentherm. Foto: Cortesía.

Con apenas 29 años, el currículum de la ingeniera química Tania Merlos Palacios incluye una coordinación y una jefatura de ingeniería en la empresa Nicro. En la actualidad, ella colabora como ingeniera de nuevos productos para Gentherm, empresa que diseña y fabrica dispositivos de calefacción, refrigeración y ventilación para el mercado automotriz internacional desde su planta en Querétaro.

Merlos tiene muchas razones para sentirse orgullosa de la profesión que eligió (misma que estudió en el famoso TESCO, el Tecnológico de Estudios Superiores de Coacalco), así como de su desempeño, pues ha logrado crecer rápidamente en la industria con base en trabajo duro y mostrando resultados. “Me siento muy cómoda con lo que he hecho; sé dónde quiero ir y cómo voy a llegar. Los comentarios que me han dado mis compañeros, clientes y la gente a mi cargo son increíbles”.

No obstante, los primeros meses de su carrera fueron tan poco promisorios que pensó que había errado al entrar a la industria. “Me lastimé, me regañaron, lloré, me frustré… Me pasó de todo y dije: ‘Creo que me equivoqué. ¿Qué estoy haciendo?’ Pero después decidí que mi curva de aprendizaje iba a ser de tres meses, y me puse muy exigente en aprender y en demostrar el compromiso que hice con el gerente de ingeniería —que era mi jefe—, y empecé a despegar”, recuerda.

“Me siento muy cómoda con lo que he hecho; sé dónde quiero ir y cómo voy a llegar”.

El ingeniero que la había contratado en Nicro le había advertido que no le iba a enseñar los detalles del oficio. “Ahí están las líneas, las tinas, todo. Es como tu juguete ‘Mi alegría’”, le dijo, y ella aceptó esas condiciones porque en la entrevista de trabajo había dicho que aprendía rápido y que tenía una gran capacidad de compromiso.

Cuando logró entender la dinámica de las líneas a su cargo, Merlos comenzó a cosechar logros. “En los cinco años que estuve en Nicro pasé de ingeniera de proyectos a la coordinación de ingeniería y, después, a la jefatura. Me llevó tres años llegar a la jefatura de ingeniería de platinado y me quedé en ese puesto dos años y medio. Ahí fue donde adquirí conocimientos que considero importantes porque comenzaron las relaciones con clientes nacionales e internacionales. Ahí ya no era el juguete ‘Mi alegría’ del inicio, ahora si era la vida real: ingeniería, costos, paros de línea, calidad, entregas, etcétera”.

Hoy esta joven ingeniera se enfoca en la fabricación de piezas electrónicas para automotriz, y aún sigue en contacto con los acabados porque Gentherm tiene algunas áreas de platinado y Merlos usa su experiencia para hacer recomendaciones y revisar si los proveedores entregan la calidad que se requiere.

Momentos incómodos

Como a muchas mujeres en la industria, a Merlos le tocó experimentar situaciones en las que se vio excluida. “No puedo decir que lo pasé súper mal, pero sí tuve ciertos momentos incómodos porque en la industria automotriz y en el platinado (donde yo estaba), la mayoría eran hombres, y en parte por mi edad y en parte por ser mujer, llegaban los cuestionamientos y a veces ni siquiera me dejaban hablar”.

Otros “momentos incómodos” se dieron cuando los compañeros hacían comentarios inadecuados hacia las mujeres. “En una sala de juntas se sentaban todos y tú llegabas y alguien decía: ‘Ven, siéntate acá’ y señalaba sus piernas. ¡Qué fuera de lugar ese comentario! Y estoy hablando con gerentes y jefaturas, entonces obviamente está mal, pero si tú respondes con una pequeña risita ya es como acceder. En esas situaciones sí fui muy tajante y respondí: ‘¿Qué estás diciendo? No te entendí’, y obviamente cambiaban el tono, pero creo que ese jugueteo que nadie pidió está de más”.

En contraste con esas situaciones, la ingeniera observa que el trato con los clientes es muy distinto: “A ellos les interesan los números, los datos; no si eres mujer u hombre. Con ellos me siento mucho más libre, profesional, y esto me da una felicidad inexplicable”.

Esta profesional considera que lo ideal sería poder “borrar esa cultura de incomodar” y, para lograrlo, cree que valdría la pena que las empresas faciliten cursos y charlas. “A veces los cursos son tediosos, pero son súper necesarios porque es un tema de cultura impresionante. México tiene una cultura machista desde casa, pero ya somos personas adultas y a veces sí necesitamos ese refresh de pláticas, experiencias y cuestionarios de: ¿Cómo te sientes en el trabajo? Pero no en cuanto al estrés laboral, sino a cómo te sientes como mujer en el trabajo y el resultado de estos cursos es hacerlo saber a todo el mundo”.

Esta profesional considera que lo ideal sería poder “borrar esa cultura de incomodar” y, para lograrlo, cree que valdría la pena que las empresas faciliten cursos y charlas.

Tania Merlos

Tania Merlos en su sitio de trabajo. Foto: Cortesía.

Hoy Merlos tiene a su cargo un equipo formado por ingenieros y becarios, y en su mayoría son mayores que ella, pero algo que la llena de satisfacción es que sus colegas le han hecho buenos comentarios sobre su desempeño y la manera como enfrenta los retos. Por si fuera poco, en casa su papá y su mamá le han hecho saber que están felices al ver que en poco tiempo ha logrado puestos importantes, y lo mismo le ha comentado su abuelo materno, José Palacios Torres, a quien Merlos siempre ha visto como un ejemplo a seguir.

“Creo que, con base en esfuerzo, adaptación a los cambios y superando la frustración, más una constante alimentación de conocimientos, el impulso siempre será para arriba, no importa si eres ella o él. La clave está en esforzarte y tener en la mente que, como profesionista en la industria, siempre debemos ir con la mentalidad de ‘ganar-ganar’ para crecer y hacer crecer a la empresa en la que colaboras”, concluye.

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