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Juan Carlos Olvera Chacón, Subdirector de Materiales del CIDETEQ.

Fundado hace más de 30 años, a media hora de la ciudad de Querétaro, el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica (CIDETEQ), ha sido líder en el ámbito académico y el desarrollo de tecnologías electroquímicas, al tiempo que ofrece diversos servicios a la industria como análisis de metales, agua potable, caracterización de materiales y análisis de fallas.

Tuvimos la oportunidad de visitar sus laboratorios de pruebas gracias a la invitación de Juan Carlos Olvera Chacón, quien lidera la Subdirección de Materiales, y nos mostró los equipos que tiene esta institución para apoyar las labores de los investigadores del Centro, así como de las 350 empresas que solicitan sus servicios cada año, en promedio.

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Antes de hacer el recorrido, Olvera nos explicó que el CIDETEQ está dividido en tres áreas: Ciencia, Tecnología y Servicios Tecnológicos. El área de Ciencia se dedica al desarrollo de nuevos productos, tecnologías y materiales para las áreas de electroquímica, y en Tecnología desarrollan productos tecnológicos y de apoyo a las empresas, como el montado de líneas de galvanoplastia y otros procesos.

La Subdirección de Materiales del CIDETEQ colabora con cerca de 350 empresas al año, la mayoría de las cuales son del sector automotriz.

Por último, la parte de Servicios, como indica su nombre, “ofrece servicios tecnológicos altamente especializados para realizar las pruebas que requiere la industria, sobre todo las que están basadas en normas internacionales”, explica Olvera, quien subraya que el Centro se encuentra avalado por la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA), que reconoce la competencia técnica y confiabilidad de los laboratorios de pruebas, calibración, unidades de verificación, productores de materiales de referencia y organismos de certificación; y cuenta también con otras aprobaciones y acreditaciones, como el sistema de calidad ISO 9100D e ISO 17025.

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Interior de una cámara climática del CIDETEQ.

“Actualmente trabajamos con empresas que requieren caracterizar el desempeño de piezas metálicas con diversos recubrimientos, orgánicos e inorgánicos, para mejorar la vida útil de los mismos en aplicaciones de hogar y de máquinas expendedoras. También se mantiene en continuo desarrollo el atender los nuevos requisitos de calidad para partes automotrices de marcas premium”, mantiene Olvera.

La Subdirección de Materiales del Centro, se divide a su vez en Materiales como tales, y Corrosión e Intemperismo Acelerado, donde se simulan distintos climas y la respuesta de los materiales. Aquí se cuenta con una cabina de choque térmico, tres cámaras climáticas y una mesa de vibración que se puede acoplar con una de estas últimas.

“Una de las pruebas más complejas que he realizado fue para los sensores de presión de las llantas, donde probamos hasta 30 o 60 sensores los cuales debían encender y apagar a intervalos establecidos. Se aplicó un perfil de vibración aleatorio, para poder simular la carretera y, al mismo tiempo, tenía que coincidir con ciclos de temperatura baja, alta, humedad, congelamiento. Con todo esto tratamos de reproducir un viaje de Cancún a Canadá. Obviamente no fue una reproducción como tal, pero nos dio muchos datos para poder asegurar el control de la calidad de los productos”, recuerda el especialista.

El día de nuestra visita, pudimos ver unas cámaras climáticas grandes —con un rango de -70 hasta 180 grados Celsius— y con control de humedad relativa. Se estaban realizando pruebas a una enorme coladera para drenaje hecha con plástico reciclado para el gobierno de Jalisco. El objetivo era conocer la resistencia y durabilidad del material con que estaban hechas.

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Olvera mostrando una cámara salina del CIDETEQ.

Pudimos observar también una cámara de altitud, en la que se ve cómo responden las piezas a un despegue y aterrizaje simulado de un vuelo de hasta 100 mil pies de altura, así como las reacciones al vacío y al congelamiento. “Se busca simular para componentes electrónicos, para paquetería e incluso para los faros de automóviles. Los faros de ciertas marcas de automóviles se prueban para asegurar que estén bien sellados y no tenga problemas de presión ni de temperatura, no porque vayan a subir a 15 mil pies, pero si los soportan, significa que pueden soportar todo a nivel del piso”, dice el académico.

La mayoría de las 350 empresas que atiende en promedio al año la Subdirección de Materiales proviene de la industria automotriz. “Las pruebas que tienen mayor demanda son las de corrosión e intemperismo acelerado (niebla salina, humedad, ciclos) y, al mismo tiempo, la caracterización de materiales (microscopía y análisis de falla en materiales metálicos)”, dice Olvera.

En contraste, las pruebas menos demandadas son las técnicas de impedancia electroquímica y polarización, lo que puede deberse al desconocimiento de las mismas o bien por tratarse de pruebas altamente especializadas.

“Las pruebas que tienen mayor demanda son las de corrosión e intemperismo acelerado (niebla salina, humedad, ciclos) y, al mismo tiempo, la caracterización de materiales (microscopía y análisis de falla en materiales metálicos)”.

En un espacio adaptado especialmente se encuentran un par de cámaras climáticas japonesas, de la marca SUGA, que el CIDETEQ tiene en comodato. “Estuvieron buscando donde ubicar esas dos cámaras en México y eligieron al Centro por su capacidad y conocimiento”.

“Las diferentes empresas tienen diferentes métodos de pruebas y de evaluación, y son tan especiales, que las japonesas (Toyota, Mazda y Honda) tienen estándares de calidad que solamente las máquinas japonesas pueden hacer. Así como BMW y Mercedes solamente las hacen con la cámara Weiss, Ford y Chrysler solamente las hacen con las Atlas”, explica el especialista.

Las cámaras climáticas SUGA que están en el Centro pueden usarse para los servicios que requieran las empresas mediante un pago por el servicio que se realiza a una tercera empresa, y su presencia en México sirve para que las compañías no tengan que enviar sus piezas a analizar fuera del país.

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Cámara climática SX75 de la marca SUGA.

En la última sala, vimos el desarrollo de pruebas con rayos ultravioleta. “En el área de las pinturas y lacas, lo que más las afecta es la luz ultravioleta porque pueden perder color brillo y tener diferentes tipos de daño”, señala Olvera.

“Una de las pruebas más exigentes para la pintura (de las que solicitan PEMEX o CFE para la pintura y los recubrimientos de las plataformas petroleras) les lleva 4,200 horas, es decir, seis meses, y no solamente se hace con exposición a los rayos UV sino con ciclos de dos días en UV con condensación, dos días en congelación y los días restantes en niebla salina, porque así lo marca la Norma ISO 20340”, comenta el experto.

Hacer pruebas complejas, que retan al equipo de Materiales a ser creativos e inventar nuevas soluciones para lo que sus clientes están buscando, es muy satisfactorio para Olvera, quien afirma que “desarrollar pruebas de exposición a ciclos de diversas condiciones de temperatura, humedad, vibración y, al mismo tiempo, registrar voltaje y corriente de los componentes eléctricos, ha sido una de las experiencias más enriquecedoras, ya que se conjuntan los conocimientos de varias áreas para determinar la degradación de los materiales que los componen”.

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Aspecto de la zona de pruebas de rayos ultravioleta, que se usan mucho en los ámbitos de pinturas y lacas.

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