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Nahum Colunga con algunos de sus colaboradores en Palik. Foto: PFM.

Localizada en Ramos Arizpe, Coahuila, Palik es una empresa sui generis dentro de la industria de acabados mexicana, especializada en procesos poco comunes en el país, como la aplicación de pintura líquida y flocking en piezas plásticas integradas a los autos de gamas media y alta, que exigen una apariencia sobresaliente.

operario

Empleado de Palik aplicando recubrimiento líquido. Foto: PFM.

“Ofrecemos, principalmente, el servicio de aplicación de pintura líquida en piezas plásticas, proceso al que le hemos dedicado poco más de 15 años. Desde 2005 nos dedicamos a pintar piezas plásticas y hacemos otros recubrimientos de alto valor agregado para los clientes. Tenemos también pintura líquida para piezas metálicas, pintamos algunas vistas como pueden ser los espejos y otras partes que van en el exterior de los carros. Tenemos la habilidad de pintar metal para la industria de los electrodomésticos y hemos pintado para GE y vehículos comerciales. Otros procesos adicionales son la aplicación de pintura en polvo (también para piezas de alta apariencia) y de flock”, detalla Nahum Colunga, director de Palik, en entrevista con Products Finishing México.

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Este empresario refiere que su operación es “casi de nicho”, porque pocas empresas ofrecen los procesos en los que destaca su compañía, pero también porque su plan de crecimiento contempla comenzar a producir por su cuenta las piezas de plástico que van a tratar, lo que implica la apertura de un área totalmente nueva dedicada a la inyección de plásticos para la industria automotriz, que esperan comience a operar pronto.

Pero esta reconfiguración no es la primera de la empresa, ya que Palik renació prácticamente de las cenizas luego de 1995, cuando Job Colunga, fundador de la compañía y padre de Nahum, tuvo que cerrar temporalmente la operación por falta de financiamiento.

Un inicio acelerado

Los orígenes de Palik se remontan a 1985, año en el que Job Colunga decidió diversificar el negocio de transporte que llevaba con su hermano y su padre. Aunque contaba solo con una carrera técnica en combustión interna, Job tenía una inclinación especial por la industria y ganas de emprender por su cuenta. “Desde antes tenía la inquietud de hacer otros negocios y vio que dentro de las cargas que transportaba iban unos monoblocks. Vio que el cliente tenía la necesidad de pintarlos, analizó el costo logístico y de ahí sacó la idea de hacerlo en Saltillo y ofrecer el servicio a GM”, recuerda Nahum Colunga.

Pieza recubierta

Pieza recubierta por Palik. Foto: PFM.

El empresario detalla que su papá comenzó la operación de pintura en polvo en 1988 con un pedido para recubrir monoblocks de cuatro cilindros para General Motors. “Posteriormente pintó el resto de los modelos que tenían en GM. Eran dos modelos en aquel entonces y a partir de ahí empezaron a pintar muchas otras piezas. Llegaron a pintar creo que 43 o 44 números de parte y desarrollaron una segunda línea en 1991, si mal no recuerdo. Dos líneas de pintura operaban en tres turnos; el trabajo era principalmente para automotriz y en particular para GM”, narra Colunga.

No conforme con el éxito de esta primera incursión en los acabados, Job decidió hacer una segunda apuesta. “Vio la forma de desarrollar pintura para rollos de lámina y se aventuró a abrir una empresa en Kentucky, Estados Unidos, para prepintar los rollos metálicos. En aquel entonces los rollos se cortaban, se formaban y después se pintaban; entonces vio el potencial de pintarlos desde antes, con una pintura más flexible. Desarrolló la tecnología para esto, instaló la línea y empezó labores en 1994, pero prácticamente para enero de 1995 se vio en la necesidad de cerrar la planta, que estaba en operación, con clientes y demás, pero ya no obtuvo suficiente financiamiento”, recuerda su hijo.

Este trago amargo significó para Job volver al negocio del transporte y rescatar sus finanzas, comenta Colunga, quien dice que su padre “se quedó con deudas y empezó a ver cómo recuperar la parte financiera y a equilibrarse nuevamente para ponerse en una posición más fuerte. Eso le llevó varios años y, mientras tanto, seguíamos pintando todavía en polvo para algunas empresas, pero la producción bajó muchísimo”.

El resurgimiento: piezas de alta apariencia

Hacia el año 2003, Nahum se integró de tiempo completo en la operación de Palik y se dio cuenta de que existía un potencial importante para la pintura líquida aplicada en piezas plásticas, ya que se trataba de un proceso difícil de encontrar. “Copié un poquito la fórmula de mi papá al adelantarme a los procesos que venían. Cuando él inició no había muchas líneas de pintura en polvo en México para dar servicio. Las líneas existentes eran de las grandes empresas para tratar sus propios productos, por lo que traté de copiar la fórmula y vi que pintar plástico era algo complejo, similar a pintar con polvo en 1985”, refiere el empresario.

Con la certeza de que hacer pintura líquida sobre plástico les daría una ventaja competitiva, Nahum Colunga analizó cómo desarrollar la nueva línea de pintura. “Desmantelé la primera línea que mi papá había construido y empezamos a diseñar, fabricar e instalar la línea de pintura líquida”.

pintura líquida

Un operario inspecciona piezas salidas del proceso de pintura líquida. Foto: PFM.

Hacia 2005 Palik volvió a trabajar para GM, pero esta vez con piezas de plástico en un proyecto para la camioneta deportiva Captiva. “A partir de ahí seguimos trabajando con piezas plásticas. En 2005 también iniciamos el proceso de flock, y cambiamos el undercut ―piezas de baja apariencia y calidad―, por piezas plásticas de alta gama y con alto valor agregado para el cliente”.

A fin de contar con otro proceso para piezas de alta gama, Palik integró el flocking, que consiste en aplicar una fibra a las piezas de plástico, y puede ir en las puertas de las guanteras, los compartimentos centrales y en algunas piezas del tablero principal. “Este proceso se utiliza en vehículos de mediana y alta gamas porque da un acabado de lujo”, explica Colunga, ya que “las OEMs han estado preocupadas por cambiar las apariencias en los plásticos para que no sean tan rígidos o duros al tacto, pero sin subir mucho los costos de producción”.

Como parte de la nueva oferta, Palik también reformuló su servicio de pintura. “La empezamos a dirigir hacia el soft touch, que da la sensación de un tacto ligero, porque la preocupación de las OEMs es lograr una vista y un tacto distintos, por eso nos hemos dedicado a buscar y trabajar con los fabricantes de las pinturas para cumplir este requisito y lograr una experiencia diferente”, dice el empresario.

Con la integración de los nuevos procesos, Palik comenzó a ampliar su cartera de clientes, entre los que destaca GM, por supuesto, pero también diversos Tier 1 relacionados con la industria automotriz. “Poco a poco hemos pintado desde piezas chicas, hasta lograr la capacidad de pintar el tablero completo”, afirma Colunga.

De igual forma, la empresa ha atraído a clientes como General Electric y Mabe, para los que ha tratado piezas de electrodomésticos, y también ha sumado a jugadores de metalmecánica y del segmento de vehículos comerciales de marcas como John Deere y Caterpillar.

En la actualidad Palik cuenta con 62 empleados que trabajan solo un turno en sus cuatro líneas de producción. La empresa ha hecho un esfuerzo para que sus procesos sean flexibles, en respuesta a los requerimientos de sus clientes: “Necesitamos una gran flexibilidad porque es parte del servicio que ofrecemos. Trabajamos para distintos clientes en el formato just in time, puesto que en ocasiones tienen problemas con las inyectoras o con el proceso, y les ofrecemos inventariarlos en ciertas piezas para luego esperar y recibirles otras piezas cuando hayan liberado su proceso. Por ejemplo, nos dicen: ‘Tengo problema con la pieza A y te voy a mandar puras piezas B, pero el miércoles te mando piezas A y a las dos horas necesito tenerlas de regreso’”, detalla Colunga.

Por otro lado, intentar conocer los volúmenes de trabajo que maneja Palik es todo un reto, ya que depende mucho del tamaño de las piezas que le toque procesar. “Es complicado calcular el volumen porque pintamos, por ejemplo, el instrument panel, la pieza que va prácticamente de puerta a puerta en la cabina del auto, pintamos ese tamaño de piezas y en ocasiones pintamos piezas de 2 por 2 centímetros”, explica Colunga. Este empresario refiere que, en un año, “tenemos capacidad para manejar alrededor de 150 mil piezas grandes, y millones de piezas pequeñas. En las piezas chicas la cantidad es impresionante; por ejemplo, del logo ABS, una pieza triangular de 2 centímetros, podemos pintar 2 o 3 mil por hora”.

Para cubrir los estrictos requerimientos de calidad que demandan sus clientes la empresa buscó certificarse en ISO:9000, y trabaja para obtener la certificación IATF 16949, misma que espera lograr a finales de 2022.

Preocupada por afectar lo menos posible el medioambiente, Palik ha realizado esfuerzos internos para reducir los residuos que genera. “No solo buscamos controlarlos y disponerlos, sino disminuir la cantidad que generamos”, dice Colunga, y agrega que su objetivo este año es disminuir en 30% sus contaminantes. Para lograrlo, la empresa instala en estos días una nueva tecnología que va a permitir biodegradar mejor la pintura. “Trabajamos con bacterias para reducir la cantidad de pintura residual y volverla un desecho inorgánico, que sea prácticamente un residuo no peligroso”, dice el empresario.

Oportunidades después de la crisis

La visión de Palik de crecer aún más en el mediano plazo se basa en la percepción de Colunga de que el mercado automotriz se estaba reacomodando, proceso que se aceleró con la pandemia del COVID-19. “La demanda de los autos a escala mundial ha ido cayendo y de alguna forma la pandemia fue un ajuste natural, por así decirlo, de esa demanda que venía en picada. La pandemia terminó de ayudar al ajuste que debía hacer la industria. Algunos de los modelos que antes se vendían ya no se venden y hay modelos que están repuntando. Aunque en términos generales las armadoras están perdiendo ventas, si analizas por modelos hay un ajuste muy interesante”.

De acuerdo con este empresario, una ventaja de la pandemia “es que, en general, el proveedor de China ya no se ve tan confiable porque llevamos dos grandes eventos en los que se ha detenido la producción y la logística de entregas a Norteamérica”. Asimismo, este empresario considera que “la calidad que podemos suministrar en México está al mismo nivel e, incluso, es superior en algunas áreas a lo que se produce en Estados Unidos, y esto prácticamente nos da una ventaja porque los carros de lujo son los que tienen un repunte y nosotros somos candidatos para producir autos de lujo. En ese sentido, es una perspectiva bastante positiva”.

Alistando el crecimiento

El reto que Palik deberá enfrentar en los próximos meses es la puesta en marcha de su nueva área de inyección de plásticos, con miras a tener el control total de las piezas que entregará a sus clientes. “El objetivo es contar pronto con inyectoras propias para ofrecer el servicio completo y crecer verticalmente. Hemos batallado mucho para poder hacer esto, y esperamos que pronto sea vuelva una realidad”, señala Colunga.

Contar con inyectoras propias es un sueño que Colunga ha acariciado desde hace cinco años. Las inyectoras que Palik está por instalar van a ser de 600 y 800 toneladas, y una más grande de 1000 toneladas, y para operarlas tiene la expectativa de contratar entre 12 y 15 personas más para la primera etapa. 

El empresario comenta que, para tomar la decisión de invertir en esta maquinaria, hizo un estudio de mercado de la producción de plásticos en el país. “Me di cuenta de que hay tres grandes bloques de empresas: las pequeñas, que tienen inyectoras de no más de 500 o 600 toneladas y fabrican piezas pequeñas, y entre las que existe una gran competencia. Luego venía un segmento medio que está casi vacío y, después, un segmento de grandes tonelajes en el que están los Tier 1, principalmente, que fabrican elementos como las fascias de los autos” y requieren inyectoras de más de 1500 toneladas.

Esa información le permitió ver que su empresa podría insertarse en el sector medio, que está prácticamente vacío, donde la inversión es importante, al igual que el riesgo. “En caso de que las cosas salgan mal sería una pérdida muy fuerte, y en caso de que las cosas salgan bien el crecimiento sería moderado”, afirma el empresario.

Él considera que parte de su labor es llevar a Palik al siguiente nivel, pero apunta que “parte del reto que tenemos como empresarios es garantizar ciertas ventas para poder tener el tiempo y los recursos y planear la innovación o el crecimiento del negocio… el incluir un robot o un nuevo proceso”. En su experiencia, si un empresario no logra garantizar tiempo y recursos para planear el desarrollo de su empresa, “puedes pasártela 15 años sin tener desarrollo porque es muy fácil que te ofrezcan otros proyectos que pueden sonar atractivos y distraigan tu atención, pero prácticamente pierdes años de crecimiento”, explica.

A la pregunta de si le han ofrecido proyectos que podrían haber distraído su atención de la visión que tiene a largo plazo, el directivo responde que una vez le propusieron granallar piezas para tractocamiones. “Era montar una línea con el fin de hacer el granallado para aplicar pintura en polvo, hacer una integración, y al final de cuentas dijimos que no. También nos han ofrecido hacer líneas de E-Coat por el nivel de servicio que tenemos, de retorno de piezas en alrededor de dos horas”.

Con el buen desarrollo que ha tenido Palik en los últimos años y sus planes para crecer todavía más, le pregunto a Colunga sobre lo que piensa su padre al ver la transformación de la empresa que fundó, a lo que responde: “Él estuvo un tiempo conmigo en la empresa, en 2006, cuando arrancamos el proceso de pintura líquida, pero ya se retiró y le da gusto saber que el esfuerzo y el sueño que él tenía sigue en pie, y no solo eso, sino que ha evolucionado y hace cosas distintas a lo que hacía”.

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