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Trabajadoras de Eplating. Foto: PFM

Hay gente que pasa años en busca de una oportunidad de negocio, pero al empresario mexicano Francisco Granados la oportunidad lo encontró a él. En 2012, un funcionario del gobierno de Guanajuato le preguntó qué empresas en la entidad hacían tratamientos superficiales porque, en ese momento, “el gobierno local buscaba traer varias armadoras al estado, así como toda la cadena de suministro, y las empresas que esperaban instalarse en México iban a elegir la entidad de acuerdo con varios factores, entre ellos la proveeduría”, recuerda Granados.

El funcionario le solicitó al empresario que averiguara cuántos talleres y empresas de acabados había en el estado, y cuántas se enfocaban en la industria automotriz. La investigación reveló una ausencia total de servicios de ese tipo. Con esta información, el funcionario le preguntó a Granados si sabía de alguien que quisiera poner una empresa de acabados y proveer a las armadoras que estaban por llegar, a lo que este respondió que él estaría dispuesto. “De ahí surgió la idea y empecé a armar el plan”, recuerda.

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Granados llevaba más de cinco años como gerente general en una empresa internacional de tratamientos térmicos Tier 1 y líder mundial en su ramo, y había notado que, con frecuencia, llegaban a su bandeja de correo solicitudes para cotizar acabados, pero su respuesta era siempre que ellos solo hacían tratamientos térmicos. La necesidad de un proveedor de tratamientos de superficie en la región era más que evidente.

Un equipo con más de 60 años de experiencia

directivos de Eplating

Los directivos de Eplating: Francisco Granados, Juan Manuel Monreal y Moisés García.

Formado como ingeniero químico metalúrgico y con una trayectoria de más dos décadas y media en el ámbito industrial, y consciente de que los procesos de acabado no eran su principal área de conocimientos, Granados reconoció la necesidad de contar con el respaldo de un experto capaz de responder a los retos de una empresa que buscaría servir a compañías transnacionales. Entonces pensó en Juan Manuel Monreal, su exprofesor en la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Querétaro, quien entre otras materias le impartió Electrometalurgia, que cubría todos los procesos de acabados superficiales.

“Cuando Francisco me hizo el planteamiento de poner un negocio de recubrimientos metálicos, yo llevaba 15 años prestando servicios de ingeniería a empresas del ramo después de haber operado y dirigido plantas de acabados superficiales”, comenta Monreal quien también es ingeniero químico metalúrgico. Para entonces, él había apoyado la compra, diseño y construcción de equipo especializado para firmas de alto nivel como Turborreactores en Querétaro, Deacero en Saltillo y YKK, la famosa empresa de cierres de Irapuato, entre otras.

“Siempre tuve la inquietud de ser un emprendedor”, dice Monreal y relata que la idea de crear algo por su cuenta lo llevó a varios intentos para montar una empresa y aprovechar sus más de cuarenta años en la industria de recubrimientos. “Cuando Francisco me planteó poner Eplating le dije sí, pero hay un pequeño detalle y es que se requiere una gran inversión. Ganas sí tengo, capital no... Entonces él me dijo que lo platicáramos”.

Armados con su idea de negocios y la perspectiva de servir a grandes clientes en automotriz, Granados y Monreal llevaron su proyecto a un proceso de incubación en el Tec de Monterrey. “Hicimos un plan de negocios y algunos asesores se sorprendieron porque ya estaba casi todo armado, debido a la experiencia de ambos y porque conocíamos bien el tipo de industria, los retos y las oportunidades”, recuerda Granados.

La prueba de fuego para los entonces emprendedores llegó el día de la exposición final, cuando sus asesores y un grupo de inversionistas les preguntaron cómo planeaban capitalizar el nuevo negocio. “El dinero no nos preocupa, porque lo vamos a obtener donde se encuentre”, respondió Monreal, parafraseando al escritor Deepak Chopra.

Y tal como lo preveían los entonces emprendedores, hallaron en distintas fuentes el capital para fundar su empresa; primero, a través de un apoyo de Conacyt, y más adelante, gracias al respaldo decidido de nueve socios (incluidos ellos mismos) que aportaron los recursos para echar a andar las primeras líneas de acabados.

líneas de acabado

Vista de las líneas de acabado de Eplating.

Si bien Eplating se estableció legalmente en septiembre de 2013, sus fundadores trabajaron durante 2014 en el diseño y construcción de las primeras líneas de proceso. “Una de nuestras fortalezas es que no dependemos de terceros para diseñar y construir los equipos. Todo esto proviene de la experiencia de Juan Manuel. Él diseñó las cuatro líneas que tenemos, y contamos con contratistas especializados. Creo que lo hemos hecho de buena manera, porque algunos clientes se han sorprendido al verlas. Uno, de origen japonés, nos preguntó de dónde las habíamos importado”, refiere Granados.

Hoy Eplating cuenta con cuatro líneas de acabados, dos totalmente automatizadas y dos en proceso de estarlo. A diferencia de lo que se ve en otras instalaciones, las líneas de producción de esta empresa son ligeras y altamente funcionales, pues gracias a la ingeniería de Monreal, ciertos procesos, como adición de químicos a las tinas de proceso son controlados por sensores, lo que da como resultado una operación limpia y organizada. Sobresalen también sus laboratorios, así como los equipos de pruebas, pues la directiva de la empresa decidió hacer una importante inversión en ellos por tratarse de herramientas vitales para la certificación de los acabados que ofrece.

El primer contrato

Hacia enero de 2015, Eplating comenzó a operar una línea de estañado para recubrir las piezas eléctricas provenientes de Europa. “Obtuvimos ese contrato sin tener una sola línea, sin tener todavía la planta”, recuerda Granados, y afirma que logró vender el proyecto con ayuda de su tablet. “Fui a contarles nuestro proyecto y el director de esa empresa me pidió que le cotizara. Me dio unos dibujos, hicimos team back, investigamos los costos de los metales y productos químicos y así lanzamos nuestra primera cotización”.

La respuesta de Europa no se hizo esperar; le informaron a Eplating que su estimación estaba en el rango esperado y que debía entrar en contacto con el director de compras estratégicas globales. “Después nos mandaron unas muestras y, para procesarlas, Juan Manuel recurrió a un laboratorio llamado ‘la cocina de su casa’ —dice Granados entre risas—. Eran piezas pequeñas: unos conectores eléctricos. Mandamos las muestras a Europa, las evaluaron y nos dijeron que había cosas que mejorar”.

Tras una segunda serie de pruebas, el proyecto escaló hasta que “nos mandaron un lote como de 100 mil piezas que recubrimos ya industrialmente y lo mandamos a Europa; lo avalaron y nos dieron el contrato. Una vez que lo obtuvimos, le pregunté al comprador por qué decidió darnos el proyecto y me dijo: ‘Ustedes tienen un trato corporativo que no hemos visto en otras empresas’. Y pensé: ¡Caramba!, ya somos una corporación”.

La línea para tratar esos conectores eléctricos fue la primera que instaló Eplating con ingeniería propia y, más tarde, construyó una de mayor tamaño. “La línea de colgado fue un proceso complicado porque eran piezas de recubrimiento selectivo y grandes exigencias técnicas, por lo que fue todo un reto. Era un desarrollo de esa compañía y este fue el primer lugar en el que lo hicieron a escala mundial; ellos también estaban aprendiendo. Después construimos una segunda línea pensando en ofrecer galvanizado de zinc y de aleación de zinc-níquel”.

linea de acabados

Una de las líneas más recientes de Eplating.

Dos aspectos que le permiten a Eplating ser eficiente y competitiva son su ingeniería interna y su disciplina operativa. “Empezamos la explotación comercial en enero de 2015 y para diciembre de ese año alcanzamos el punto de equilibrio. Desde entonces hemos vivido de nuestra rentabilidad”, dice Granados satisfecho.

La segunda línea de acabados le dio a la empresa la posibilidad de empezar a competir por proyectos para automotriz. “Prácticamente, 90% de los proyectos que hemos ganado han sido con empresas que estaban llegando al país y eso confirma la razón por la que pusimos la compañía”, señala Granados.

Calidad y servicio por encima de todo

Los fundadores de Eplating concuerdan en que su objetivo es entregar a los clientes piezas de alta calidad y proveerles un servicio excepcional. “Más que un proveedor técnico, nos identificamos como una empresa de servicio —dice Monreal—. Tanto Francisco como yo trabajamos en gerencias de calidad de diferentes empresas y por eso tenemos la mentalidad de servicio al cliente como número uno”.

Granados agrega que se ven como un “proveedor de soluciones”, pues muchas veces los clientes se acercan a consultar sobre procesos o especificaciones para los cuales no han encontrado oferta en el país. “Siempre estamos abiertos a ayudar al cliente de alguna manera y, gracias a eso, hemos ganado proyectos de alto volumen”. Su objetivo es que los clientes los vean como socios comerciales y “no tanto como proveedores temporales que entregan piezas sin otro valor agregado”.

A fin de garantizar los altos estándares de calidad que demanda la industria, el equipo de Eplating buscó las certificaciones ISO 9001 y IATF 16949. “Desde el día uno empezamos a trabajar por el sistema de gestión de la calidad, y la certificación ISO vino a los dos años de operación comercial; en cuanto terminó el primer periodo de certificación ISO, obtuvimos la IATF”, detalla Granados.

La clave de estas certificaciones, según él, es la manera como perciben el sistema de calidad. “Juan Manuel y yo hemos visto históricamente que hay dos tipos de empresas: las que ven la certificación como un trofeo para tener en la dirección, pero que no practican el sistema de calidad, y las que viven de acuerdo con él en todo momento; si se equivocan, lo reconocen y trabajan para corregirlo y evitar la recurrencia. Somos del segundo grupo”.

Hoy el equipo de Eplating está conformado por 34 personas. “Tenemos una base de jefaturas de departamento con jóvenes ingenieros entre los 30 y 34 años, casi todos recién salidos de la universidad. Tuvimos que entrenarlos para hacer tratamientos superficiales, pero hoy podemos decir que es un equipo de alto desempeño”, sostiene Granados. Gracias a esta capacidad, la empresa ofrece al mercado acabados como:

  • Recubrimiento de zinc con pasivación trivalente y acabados transparente, amarillo y negro con procesamiento barril.
  • Recubrimiento de aleación de zinc-níquel con pasivación trivalente transparente y negra con procesamiento en barril.
  • Recubrimientos de níquel sulfamato y estaño para conectores eléctricos para aplicaciones automotrices y de bienes de consumo.
  • Aplicación de top coats para control de coeficiente de fricción en sujetadores roscados (CoF).
  • Pasivados de partes de aleación de zinc.
  • Acabado mecánico.

La empresa tiene una base de clientes japoneses y europeos que son Tier 1 para el segmento automotriz y ella misma es Tier 2 para Mazda y Honda.

Garantía de alto rendimiento a escala mundial

En una ocasión, un cliente contactó a la empresa porque requería unas piezas con una especificación llamada ZinKlad. “A pesar de que llevo toda mi vida profesional en los recubrimientos metálicos, por primera vez escuchaba de esa especificación, pero nos pusimos a investigar y dimos con MacDermid Enthone”, recuerda Monreal.

De origen asiático, ese cliente buscaba tratar unos tornillos para una aplicación de Mazda que debían cumplir con el desempeño ZinKlad, un sistema desarrollado por MacDermid Enthone para ayudar a las empresas automotrices a obtener el mismo rendimiento en sus recubrimientos en todo el mundo.

Eplating

El 50% de las personas que colaboran en Eplating son mujeres.

Luego de hablar con el cliente, Eplating tomó la decisión de adoptar ZinKlad y Granados explica que la decisión fue fácil debido a su experiencia como tecnólogos. “Durante nuestra trayectoria hemos implementado muchos y diversos procesos, tales como soldadura, tratamientos térmicos, recubrimientos PVD y demás, por lo que sabemos que la forma correcta de hacerlo es atender los requerimientos de materiales, equipos y productos, y no mezclar sistemas porque el cliente final busca un producto con el mismo desempeño en todo el mundo”.

Luis Hurtado, gerente de desarrollo de negocios y OEM automotriz México de MacDermid Enthone, considera que el giro de Eplating para adoptar este sistema fue crucial porque “a escasos 18 meses de haber iniciado operaciones logró la aprobación del corporativo de Mazda en Japón para abastecer de unos tornillos a su planta en Salamanca. Fue muy importante localizar esos productos acá, porque significó el reconocimiento internacional de las capacidades que hay en el país”.

Por si fuera poco, Hurtado explica que Eplating tiene cinco certificaciones ZinKlad y que en todo el continente americano solo hay dos empresas certificadas para ZinKlad 1000 B-EXP (un tratamiento de alto desempeño funcional y apariencia decorativa), y una de ellas es precisamente Eplating.

Algo más que distingue a esta firma es su manera de abordar los retos. Al hablar del trabajo que hicieron para obtener las certificaciones, Granados dice que su equipo no suele enfocarse en las dificultades. “Nuestra historia profesional ha sido implementar procesos con tecnología de punta y tenemos una metodología para hacerlo. No ha sido fácil, sino laborioso y contundente, pero sabemos cómo hacerlo”.

El empresario recuerda que en las primeras pláticas con MacDermid Enthone les advirtieron que debían certificarse y tener auditorías cada tres meses, pero ellos no lo vieron como un inconveniente. “Dijimos: pongan los retos y veremos cómo resolverlos. Y así fue. Nos pusieron todos los retos y los fuimos completando uno por uno. Tuvimos que implementar mejoras en nuestros procesos, capacitación, documentación y demás, porque la aprobación ZinKlad es un sistema de calidad, no solo una serie de productos. Las cinco certificaciones ZinKlad nos hacen parte de un club selecto de empresas a escala mundial”.

Una clara visión de crecimiento

En septiembre de 2021, Eplating entró al prestigioso listado Top Shops que organiza Products Finishing con base en los datos de una encuesta comparativa que llenan las empresas de acabado de Norteamérica y que evalúa sus principales indicadores de desempeño.

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Vista de la planta de Eplating en Celaya, Guanajuato.

Products Finishing México entrevistó a Granados en ese momento, y nos dijo que, cada año, Eplating ha abierto una nueva línea de producción con diferentes procesos. “Por ejemplo, en 2021 arrancamos dos líneas: una de níquel sulfamato y estaño, y otra de pasivado de Zamack para piezas de fundición automotrices, debido a proyectos que llegaron de diferentes clientes. También hemos incrementado ventas, equipos y proyectos de manera muy rápida, porque hay mucha necesidad de tratamientos y hemos podido satisfacer los requerimientos de la industria automotriz”.

Granados dice que desde un inicio visualizaron que Eplating tenía potencial para crecer. “Obviamente, no somos una empresa muy grande, pero apenas tenemos seis años de operación y una gran posibilidad de expandirnos”. Monreal añade que “siempre hemos estado abiertos a todas las posibilidades, y con base en eso hemos captado nuevos clientes. Pronto estarán en todas las carreteras del mundo los autos eléctricos y vemos que el mercado para nosotros estará cambiando de números de parte, pero no creemos que baje el trabajo, sino al contrario, de tal manera que necesitaremos abrir nuevas inversiones y crecer”.

“Trabajamos para ser el proveedor predilecto de la industria —concluye Granados—. Obviamente, hay campo para todos y no pensamos en ser exclusivos, pero sí vamos por una mayor participación y estamos en ese camino”.

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