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Ajuste de la viscosidad en los recubrimientos líquidos

Mike Bonner de Saint Clair Systems analiza los problemas que pueden surgir al agregar solventes a los recubrimientos líquidos para ajustar la viscosidad.
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Pregunta: Mi proveedor de pintura se pone muy nervioso cuando agregamos solvente a nuestros recubrimientos para ajustar la viscosidad. Ya que todo sale en el horno, ¿realmente importa?

Mike Bonner es el vicepresidente de ingeniería y tecnología de Saint Clair Systems.

Respuesta: La mayoría de los aplicadores de recubrimiento no piensa que agregar solvente para reducir la viscosidad de su recubrimiento cambia completamente la formulación de su pintura. Pero es eso exactamente lo que pasa.

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Nunca he entendido por qué nos esforzamos tanto en gestionar proveedores en los que podamos confiar, trabajamos diligentemente con ellos para desarrollar una solución que se ajuste perfectamente a las exigentes especificaciones de nuestros clientes —el color adecuado, brillo, adhesión, propiedades de protección, etc.— y luego, al primer cambio de clima, modificamos esa formulación y agregamos solvente “para que funcione correctamente”. Y para colmo, agravamos el error al culparlos cuando esta “nueva formulación” no cumple la especificación original.

Parece un poco absurdo al verlo de esta manera, ¿no? Entonces, ¿cómo puede ser una solución aceptable cambiar la formulación?

La respuesta es que no lo es. De hecho, es una forma de renuncia. Es una manera de admitir que hay factores en nuestro proceso cuidadosamente diseñado sobre los cuales no tenemos control y no sabemos qué hacer al respecto.

No significa que no intentemos implementar controles adecuados en nuestro proceso. Por ejemplo, podríamos:

• Crear una etapa de preparación para que la pintura tenga la temperatura adecuada antes de llevarla a la línea.

• Desarrollar mezclas para verano e invierno.

• Instalar calentadores de pintura.

Preparación

El mayor problema con la preparación son las instalaciones. Requiere mucho espacio en la planta. Y vamos a gastar energía —léase, dinero— para conservar este espacio a una temperatura constante. Para mantener la ocupación del espacio lo más pequeña posible, podríamos apilar la pintura del piso al techo. Pero el calor asciende, por lo que la pintura de la parte superior estará más caliente que la que se encuentra en el piso. Esto se puede resolver con sofisticados sistemas de circulación de aire, pero eso también añade costos.

La preparación también resulta compleja logísticamente. Tenemos que planear con cuidado para asegurar que la pintura correcta llegue al área de preparación con el tiempo suficiente para aclimatarse antes de que ingrese a la línea. Además, se requiere un exceso de manipulación. Aunque es un enfoque común, no constituye una solución elegante.

Mezclas para verano e invierno

Esto vuelve a poner el control de la formulación en manos de los expertos: los químicos. Pero como ninguna buena acción queda impune, implica compensaciones. Ahora debe rastrear dos números de pieza diferentes para la misma pintura. Esto, a menudo, aumenta el costo al reducir el volumen de cada número de pieza y puede ser un problema competitivo porque el recubrimiento es un negocio de bajo margen. Una vez superadas las ramificaciones de costos, debe administrar los volúmenes con mucho cuidado para asegurarse de que su mezcla de invierno no se transfiera al verano y viceversa. Esto parece simple de forma individual, pero cuando se aplica a docenas o, incluso, cientos de colores a lo largo de un año, se convierte en una verdadera pesadilla logística.

Calentadores de pintura

Otro enfoque usual es tratar de controlar la temperatura de la pintura una vez que llega al proceso. Pero hay muchos aspectos por considerar cuando contempla la instalación de cualquier tipo de sistema de calefacción en su proceso de recubrimiento. Como lo mencionamos en la preparación, el recubrimiento es un negocio de bajo margen, por lo que tal vez no disponga de mucho capital para jugar, y estos sistemas van desde decenas de miles hasta cientos de miles de dólares, lo cual aumenta la apuesta sobre esta decisión.

También está la cuestión de la seguridad. Calentar en un entorno intrínsecamente seguro puede ser un asunto complicado, ¡y un error aquí puede ser mucho más catastrófico que unas pocas ampollas!

Viene luego la pregunta de qué hacer en verano. La calefacción solo resuelve las preocupaciones del invierno. Los calentadores de pintura convencionales pueden ofrecer, en el mejor caso, una solución de seis meses. Cuando las temperaturas suben en el verano, simplemente no se pueden evitar.

Entonces, ¿cuál es la solución?

Obviamente, la clave para controlar cualquier proceso es estabilizar todas las variables y, con un proceso de recubrimiento, la formulación resulta clave. Cualquier cosa que no sea la fórmula óptima lo compromete. Por supuesto, el rendimiento de esa formulación de recubrimiento perfecta está vinculado integralmente a la temperatura, por lo que estabilizar el proceso significa estabilizar la temperatura del recubrimiento en su punto óptimo, durante todo el año.

Realmente es así de sencillo.

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