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¿Será México un gigante de la manufactura?

Diversos especialistas señalan que la pandemia del COVID 19 y la guerra comercial entre Estados Unidos y China favorecen el crecimiento industrial en México. ¿Podremos aprovechar esta coyuntura?

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Rosario Taracena

Rosario Taracena, editora de Products Finishing México.

Cuando los paros provocados por la pandemia del COVID-19 comenzaron a afectar la economía global en 2020, diversos analistas señalaron que México sería uno de los principales beneficiarios de esa emergencia sanitaria. Con la guerra económica declarada por Trump a China y el mercado asiático cerrado, muchas trasnacionales se vieron obligadas a analizar nuevas opciones para mantener su producción y seguir proveyendo a sus clientes en todo el mundo.

En octubre de 2020, la columnista Kathrin Hille del Financial Times reportaba que un famoso abogado taiwanés, Nicholas Chen, se había reunido con empresarios de Latinoamérica a quienes les dijo que la guerra comercial entre las dos economías más grandes del planeta había provocado que un gran número de empresas localizadas en China trasladaran sus órdenes de compra, capacidades de fabricación y operaciones fuera de este último país. "¡Esto puede convertirse en El Dorado para ustedes!", dijo Chen a su audiencia en aquella ocasión.

Para Hille era claro que estábamos al inicio de un “gran desacoplamiento” económico, consistente en la formación dos cadenas de suministro: una para China, y una distinta para el resto del mundo. En ese nuevo escenario, el nombre de México aparecía una y otra vez como un actor relevante, al grado que Chen afirmaba que había llegado el gran momento para el norte industrial de México.

Un año después, podemos ver que el desacoplamiento de esas dos economías va cobrando forma. Como resultado de ello, el norte industrial del país, la región de El Bajío, e incluso el centro de México han estado muy ocupados durante 2021 con los nuevos proyectos que las trasnacionales de todo el mundo esperan relocalizar en México, y esto se ha traducido en la búsqueda acelerada de proveedores para toda clase de procesos, la creación de nuevos equipos de trabajo y nuevas empresas y, en muchas compañías, la expansión de operaciones.

Como de editora de Products Finishing México me ha tocado escuchar de primera mano los retos y expectativas de distintos actores industriales que están dando lo mejor de sí para sacar el mayor provecho de esta coyuntura histórica. Por un lado, he escuchado a proveedores que anhelan contar con días más largos para poder cumplir todos los compromisos adquiridos desde antes de la pandemia. De la misma forma, hay proveedores que han decidido mover parte de sus operaciones a México para atender de mejor manera la demanda creciente de servicios que prevén.

Como ellos, me ha tocado también conversar con dueños de empresas de acabados (chicas, medianas y grandes) que, al ver que se abren las oportunidades de mercado, han decidido abrir nuevas líneas de trabajo o incluir nuevos procesos. (Si bien la crisis de microchips ha aletargado la producción automotriz, que es la que atrae más trabajo al segmento de acabados de superficie, el resto de las industrias parece recuperarse a buen paso.)

Poco antes de terminar este texto leía un artículo de Yan Barcelo en el diario Morningstar, edición de Canadá, que describía lo que pasa hoy en México como “la emergencia de un gigante de la manufactura”, y se refería al crecimiento económico de nuestro país como un “milagro discreto”. El texto recordaba que, si bien hace más de 20 años la economía mexicana dependía de la venta del petróleo, hoy la mayor parte del PBI nacional proviene de la manufactura, y aunque el crecimiento del país no ha sido “espectacular”, se ha mantenido estable.

“México se encuentra ahora en una posición muy especial”, dijo recientemente Jorge Marmolejo, gerente de cartera de Franklin Templeton México. Y esa posición especial continuará en la medida en que se cumplan dos condiciones: 1) que siga la rivalidad entre Estados Unidos y China, y 2) que el mercado estadounidense siga creciendo, pues la mayor parte de nuestras exportaciones van a nuestro vecino el norte.

Las y los ciudadanos de a pie no podemos garantizar esas dos condiciones, pero sí podemos continuar con el buen trabajo que hemos hecho hasta ahora: preparando a los mejores profesionales para atender los nuevos retos industriales y ampliando las filas de empresarios dispuestos a apostar todo por México.

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