La Dra. Crudden y parte de su equipo. Foto: Queen’s University.
Encontrar una solución para proteger las superficies y objetos de metal que son vitales para la vida cotidiana y evitar su descomposición cuando se exponen al aire o al agua es el principal objetivo del nuevo Instituto Carbon to Metal Coating (C2MCI, en inglés), de la Universidad de Queens, localizado en Kingston, Ontario.
El equipo internacional e interdisciplinario dirigido por Cathleen Crudden, profesora e investigadora en Química Orgánica de Metales del Departamento de Química de esa institución, recibió $24 millones de dólares del New Frontiers in Research Fund de Canadá para avanzar la investigación en esta área.
Aplicaciones potenciales en todas las industrias.
El novedoso enfoque de Crudden para proteger las superficies metálicas se basa en el descubrimiento de interacciones del mundo orgánico con los metales. El equipo de Crudden desarrolló una molécula que funciona como una capa delgada, uniéndose a una superficie metálica y cambiando sus propiedades. Ese recubrimiento, tiene el potencial de proteger los metales del medio ambiente y da como resultado un producto más duradero.
“Piense en un automóvil o en una tubería —dijo Crudden en una entrevista— el exterior es óxido, es metal, es inorgánico. Si quieres pintarlo o quieres protegerlo de la oxidación, estás poniendo algo orgánico encima y, como el aceite y el agua, simplemente no se mezclan. Lo que estamos tratando de hacer es cambiar la superficie del metal para que se vea orgánico, y la pintura diga, 'Sí, aquí es donde quiero estar’”.
Cathleen Crudden. Imagen: Queens University
El objetivo de Crudden y su equipo de científicos es poner a prueba las aplicaciones y la durabilidad de su química, pues consideran que esta tecnología podría transformar la industria metalúrgica mundial, pues se espera que funcione en cualquier metal, desde automóviles hasta aviones y tuberías, pasando por los microchips electrónicos.
Una de las posibles aplicaciones del nuevo método incluye el diseño de nuevos procesos de fabricación de microelectrónica para evitar la ruptura de microchips en dispositivos electrónicos como computadoras y teléfonos. Si se implementan, estos recubrimientos podrían ayudar a los países a ahorrar miles de millones en todas las industrias cada año.
“La corrosión es un problema con el que uno está atascado, ya que le cuesta a los canadienses 66,000 millones de dólares al año”, dijo Janine Mauzeroll, una de las investigadoras principales del proyecto. Mauzeroll es bioelectroquímica con especialidad en ciencia de la corrosión y profesora en la Universidad McGill en Montreal. “Básicamente, estamos desperdiciando el 3.4% de nuestro PIB cada año en mantener y reemplazar metales. Si solo mejoramos los recubrimientos metálicos, podríamos ahorrar 25% de esos $66 mil millones al año. Eso es mucho dinero."
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