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Aportar y sumar para crecer como industria

A Mildred Regis le llevó tiempo lograr que su voz fuera escuchada incluso dentro de la empresa que fundaron su papá y mamá, pero considera que con paciencia y mucho trabajo la voz de la mujeres está cobrando relevancia dentro de la industria.

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Desde hace 12 años, Mildred Regis lidera las áreas de administración y recursos humanos en Recubrimientos JEMIDA, la empresa que fundaron su papá y su mamá hace más de cuatro décadas, y en la que también colaboran sus hermanas Daniela y Jessica. La formación de Mildred* en Administración de Empresas, carrera que cursó en la universidad La Salle, la convirtió en una candidata natural al trabajo que ahora desempeña.

Para este especial de Mujeres en la Industria hablamos con Mildred, su hermana Daniela, y su compañera Flor Silva, y las tres estuvieron de acuerdo en afirmar que uno de los desafíos más grandes de las mujeres es que se las escuche y tome en serio en un ambiente industrial donde los hombres siguen siendo mayoría.

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En el caso de Mildred, esto es muy evidente debido a que su cargo implica mantener interacciones con empleados y proveedores, así como la toma de decisiones. “En la parte de recursos humanos cada día hay un reto diferente, y como la cabeza de la empresa siempre había sido una figura masculina, cuando llegas a negociar con un operador o ves algún tema laboral, el bloqueo es inmediato y te dicen: ‘Quiero hablar con el patrón’. Y, pues, en esas situaciones respondes: ‘Estoy a cargo yo, y te voy a resolver’, pero existe esa resistencia y esa necesidad de explicar que sabes perfectamente de lo que se trata. Creo que ese ha sido mi mayor conflicto, el decir: ‘tengo un lugar aquí; estoy haciendo mi trabajo y doy resultados’”.

Para esta profesional, los problemas se complican porque debe trabajar con personas de distintas edades y, en la experiencia de algunas, los jefes siempre habían sido hombres. “Hay brechas generacionales, porque tenemos gente que ha estado mucho tiempo aquí y están acostumbrados a ver como figura de autoridad a un hombre, y cuando llegas y empiezas a ejercer esa autoridad siendo mujer te encuentras una gran resistencia al cambio”, señala.

Desde su experiencia, ciertos colegas o proveedores reaccionan como si las profesionistas estuvieran ocupando un sitio que no les corresponde. “Se molestan y es como si te dijeran: ‘¿Por qué me vienes a decir lo que tengo qué hacer si la figura de autoridad siempre ha sido masculina?’ Más aún en este tipo de industria, en donde son procesos pesados y donde la fuerza del hombre se necesita, evidentemente, pero nosotras tenemos inteligencia y otras habilidades que hemos ido aportando”.

Otra observación que hace la administradora es que, en un mundo de mayoría masculina, “hay que controlar mucho el carácter y no caer en provocaciones para poder mantener la línea de respeto y de autoridad”. De cualquier forma, Mildred se muestra optimista y sostiene que todos estos obstáculos y malentendidos culturales pueden superarse con herramientas como el diálogo y “colaborando entre todos, para solucionar las diferencias”.

Algo que le gustaría cambiar a esta administradora con respecto a esta industria es erradicar la violencia simbólica que persiste hacia las mujeres. “Me gustaría que se quite esa violencia que hay: ‘Es que viene de malas. Es que tiene esto.’ ¡No! Tú también puedes venir de malas, aunque seas hombre, también tienes malos días, pero que nos enchalequen cosas por el hecho de ser mujeres. Los dos tenemos la misma capacidad para enojarnos y para sonreír, entonces hay que quitar esa violencia psicológica tan grande que se ejerce”.

La clave está en aportar y sumar

Consultada sobre lo que cree que pueden ser las contribuciones femeninas a industrias como la de acabados de superficie, Mildred no duda en responder: “Creo que tenemos algo súper característico: la mujer tiene ese sexto sentido, y el sentido común, entonces a la mejor podemos hacer A, B, C y D, y la opinión de los hombres nos sirve mucho, porque suma a lo que nosotras podemos estar formulando, pero lo que decimos es: ‘apóyame y apórtame’, y entre los dos peloteamos ideas y sacamos el trabajo”.

Para ella, es fundamental que se le dé un voto de confianza a la intuición femenina, y confiar y también “en ese sexto sentido para que realmente sirva y que se vea que sumando todos los esfuerzos se trabaja bien. Sumar mi intuición y tu fuerza”.

De igual forma, Mildred considera vital que las mujeres se mantengan unidas y apoyen sus propios esfuerzos. “Entre mujeres también debemos sumarnos, no atacarnos, porque power de una, unido al power de otra nos hace mucho más fuertes”.

Y añade: “hay que darnos el voto de confianza a nosotros mismas, estar seguras y hacer equipo. Sumar y sumarnos, porque entre más lo hagamos, iremos creciendo más. No se trata de entrar en competencia ni con hombres ni con mujeres sino saber el lugar que tenemos cada uno y desde ahí aportar y sumar”.

 

*  Aunque acostumbramos referirnos a las y los profesionales por su apellido a lo largo de nuestros textos, en el caso de Daniela y Mildred Regis usaremos su nombre de pila para evitar confusiones.

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