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En la última década, la industria aeroespacial mexicana ha logrado atraer a las principales empresas OEM (original equipment manufacturer) y tractoras de este sector al país, pero quienes conocen bien esta industria señalan que existe todavía mucho potencial sin explotar, y eso se debe a que a la cadena de proveeduría nacional le hacen falta eslabones. Y precisamente uno esos eslabones tendría que estar formado por proveedores locales que realicen procesos secundarios como los acabados.

Según el presidente del Clúster Aeroespacial de Chihuahua, René Espinosa, lo que sucede en México tiene un nombre: “lo conocemos como la pirámide invertida, y es que tenemos la presencia de todas las OEM y las tractoras del mundo, los grandes nombres están en aquí, pero el problema es que la base de esa pirámide todavía no está lista ni alineada con los requerimientos de la industria”.

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A fin de fortalecer la cadena de proveeduría, la aceleradora de empresas TechBA (de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia) colabora con la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), en un Programa de Desarrollo de Proveedores que, desde hace tres años, busca cerrar huecos en mercados no cubiertos. “Estamos buscando activar centros de migración aeroespacial para armar capacidades con grupos empresariales en diferentes estados enfocados a un nicho en particular, como en el caso de recubrimientos”, comenta Eugenio Marín, director de TechBA Aeroespacial.

De acuerdo con Marín, FEMIA ha identificado una demanda de más de 620 millones de dólares de oportunidad en contratos anuales para México (con base en más de 40 empresas tractoras consultadas), y cerca de 20 millones de dólares se refieren solamente a recubrimientos.

Según datos de FEMIA, los recubrimientos certificados y aprobados tienen más importancia que su valor en compras de manera aislada. Por ejemplo: hay más de $60 millones de dólares en compras de maquinados y más de $40 millones en estampados para interiores y motores de aeronaves; no obstante, si los procesos de las empresas de acabados y tratamientos térmicos no están instalados, esos $100 millones de dólares no pueden colocarse en México.

Espinosa, quien además es gerente de Planta en Chihuahua de Metal Finishing Company (MFCO), resume así el desafío de la industria aeronáutica mexicana: “los procesos secundarios son eslabones clave para seguir desarrollando la proveeduría nacional. Fortalecer la cadena de proveeduría puede ayudar a traer otro tipo de piezas y maquinados de mayor complejidad al país. Hasta se han perdido paquetes porque no se pueden quedar aquí y se tienen que ir a otro lado por la falta de procesos secundarios”.

Suman capacidades para atender la demanda

Conscientes de la necesidad de ofrecer servicios de calidad para una industria en crecimiento, las empresas HT-MX y KAT Aerospace, ambas ubicadas en Chihuahua, se aliaron para ofrecer a sus clientes tanto los tratamientos térmicos de la primera, como los acabados de segunda, actuando como si fueran una sola empresa.

“Sumamos fuerzas para hacer cosas juntos y ha sido una muy buena alianza”, comenta Ray Kilgour, presidente de KAT Aerospace, quien explica que cada empresa pone a disposición de la otra sus contactos y presentan sus servicios de manera conjunta. “La idea es ofrecer la solución completa, es decir, que podamos sacar una pieza terminada en lugar de sólo ofrecer el tratamiento térmico o el acabado”, dice Humberto Ramos, director de HT-MX, empresa única de tratamientos térmicos para aeroespacial en México.

Proveniente del Reino Unido, uno de los países con mayor desarrollo aeroespacial en el mundo, el directivo de KAT Aerospace está convencido de que el potencial del mercado mexicano es enorme: “Hay muchas oportunidades de estar aquí en México. Estando en el Reino Unido no dejaba de escuchar sobre México y la gente que decía que teníamos que estar aquí”.

KAT Aerospace surgió de la alianza entre una empresa británica y otra mexicana, y en 2019 cumplirá cuatro años ofreciendo acabados para aeroespacial. Está certificada en Nadcap, y está pasando por un proceso de expansión con el que espera duplicar el tamaño actual de su planta. Este crecimiento responde a la demanda que la industria misma prevé, por lo que la empresa quiere estar preparada para cubrirla.

Con esta inversión, KAT Aerospace pasará de tener 25 empleados a emplear a cerca de 70 personas, y de ofrecer seis procesos a 14 procesos distintos, incluidos recubrimiento en níquel (electrolítico y no electrolítico), anodizado de ácido crómico, anodizado bórico-sulfúrico, alodine 1000/alodine claro, pulido electrico, anodizado duro, aplicación de primer y pintura semi de brillo y alto brillo.

Chihuahua: One Stop City para procesos secundarios

El esquema de alianza de KAT Aerospace y HT-MX ha probado ser eficaz en otros momentos, pues según el líder de esta segunda empresa, ellos han ofrecido con otros aliados la entrega de piezas terminadas con apoyo de clústeres aeroespaciales, automotrices y el Clúster de Empresas Globales Emergentes.

A fines del año pasado, por ejemplo, un grupo de empresas chihuahuenses viajó a Torreón para cotizar distintos servicios, el cliente eligió a los proveedores que consideró mejores para su proyecto y ahora está recibiendo las piezas terminadas.

“El cliente interactuó básicamente con una sola empresa y hay clientes así en Torreón, Texas y Monterrey, operando bajo ese mismo esquema que convierte a Chihuahua en una One Stop City en la que podemos ofrecer diversos procesos, que al final es lo que el cliente quiere. El cliente no quiere comprar un tratamiento térmico para tornillo, quiere un tornillo con tratamiento térmico”, afirma Ramos.

El largo y sinuoso camino de las certificaciones

Parte de las dificultades para desarrollar proveedores en aeroespacial consiste en que los empresarios interesados en esta industria entiendan su dinámica. “Aeroespacial es normalmente conocido por manejar un bajo volumen, pero con una alta especialización de piezas. Se trata de una industria con una dinámica muy diferente a la automotriz, por ejemplo”, comenta Leonardo Arturo Romero, gerente para México de Helmut Fischer, empresa de origen alemán que fabrica tecnología de medición y automatización.

A la gran especialización, los potenciales proveedores de aeroespacial deben sumar el difícil camino que deben recorrer para obtener las certificaciones necesarias y estar en condiciones de ofrecer sus servicios dentro de la industria. “A diferencia de automotriz, los sistemas de certificación en aeroespacial como NADCAP o AS 9100 son muy rigurosos, y de alguna forma son barreras muy altas, lo que hace cada vez más complicado para un el proveedor dar el salto hacia esta industria”, señala Espinosa.

En los casos que le ha tocado observar al directivo de MFCO, a las empresas les lleva de siete a 10 años poder lograr el retorno de su inversión. “Entonces cuando hablas con una PYME que tiene dos o tres generaciones haciendo piezas para automotriz, y le dices ‘toma todo este dinero se te va a ir en certificaciones y en aprobaciones, y encima la orden de compra es de 50 piezas al mes’, pues imagínate el shock”.

Espinosa ha trabajado durante años con aliados de otros clústeres y con FEMIA para atraer más empresarios al sector y fortalecer la proveeduría, pero “cuando damos una plática o una conferencia, muchas veces vemos al empresario mexicano salir asustado”.

Con la mira puesta en el futuro

Aunque los beneficios de la industria aeronáutica pueden no ser evidentes a primera vista, para Espinosa lo importante es no perder de vista que la industria aeroespacial es una excelente inversión a futuro. “La industria aeronáutica a nivel mundial es de las pocas que han crecido a doble dígito. Ahora, si tomas en cuenta las altas regulaciones y las certificaciones, pues no sufres el canibalismo que encuentras en la industria metalmecánica o automotriz, donde se van con otro proveedor por centavos”.

Espinosa subraya que una las bondades de la industria aeroespacial en comparación con otras industrias, es que generalmente sus contratos son a plazos más largos, con alta posibilidad de renovación y mayores márgenes de utilidad.

A nivel global, la empresa Boeing estima que para el año 2037 se requerirán más de 42 mil aeronaves nuevas, como resultado del ascenso en las clases medias y la evolución de modelos de negocios de las aerolíneas.

FEMIA, por su parte, calcula que las exportaciones del sector aeroespacial mexicano podrían crecer de 8,500 millones de dólares en 2018 a 12,000 millones de dólares en 2020, según informó en enero de este año su presidente Felipe de Jesús Sandoval.

Pero la expansión de global de esta industria no ha ido aparejada de un crecimiento similar del lado de los proveedores, ya que: “a nivel mundial el 70% de los proveedores somos los mismos”, dice Espinosa.

Para Ramos, de HT-MX, el potencial de negocio en aeroespacial es claro: “En México hay mucha oportunidad para los compradores y vendedores. La oportunidad para los compradores es relocalizar su proveeduría en México, y yo creo que cada vez está pasando más. Nosotros lo que necesitamos como industria mexicana es asegurarnos de estar listos, de dar la confianza. Al final de cuentas lo que vendemos es la confianza, y eso significa cero problemas, entregas a tiempo, precios competitivos, respuesta rápida y entregas aceleradas en caso necesario”.

Las cuatro empresas contactadas para este número de Products Finishing México que participan en aeroespacial están expandiendo sus operaciones o están planeando hacerlo. En el caso de MFCO, la empresa inició una importante expansión hace dos años, y además de eso está explorando nuevas regiones para seguir creciendo dentro del país.

Un aspecto más para fortalecer la cadena de proveeduría mexicana en aeroespacial es la necesidad de contar con apoyos gubernamentales, pues no es realista pensar que los empresarios podrán absorver todos los riesgos para dar el salto a esta industria.

Según Espinosa, los países más fuertes de la industria a nivel mundial como España, Francia, Alemania, los Estados Unidos y Canadá, formaron la mayor parte de sus proveedores con PYMES porque “los gobiernos tuvieron estrategias económicas y políticas de entrar a este ramo”. Por ello, el directivo considera que, a diferencia de otras industrias: “aeroespacial debe tener mucha participación del gobierno federal; tiene que haber una colaboración muy fuerte con el gobierno, y la industria aeronáutica debe ser una prioridad en la estrategia político-económica del país”.