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Aunque John Langello pasa la mayor parte del año viajando por Norteamérica, ya considera a Guaymas, Sonora, su segundo hogar. El director de Ventas y Desarrollo de Negocios de Ellison Surface Technologies (EST) comenzó a visitar México hace más de siete años con el propósito de encontrar la mejor ubicación para abrir una nueva planta.

“Los buenos clientes que teníamos en Roca Fuerte, e incluso aquellos que no eran nuestros clientes, nos permitieron entrar a ver las instalaciones”, recuerda Langello. Esas visitas, junto con la investigación que hizo la empresa de ciudades como Querétaro y Chihuahua, mostraron que el sector más grande del mercado de motores aeroespaciales se localizaba precisamente en Sonora.

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Poco después de la llegada de EST a México, las empresas de aeroespacial localizadas en el parque industrial Roca Fuerte, en el municipio de Guaymas, lograron lo que hasta hace poco parecía imposible: reducir a cosa de días una serie de procesos que solían llevar semanas.

“En este parque hay una planta de fundición, varias empresas de maquinado y ahora está Ellison completando la cadena de suministro. Dentro de kilómetro y medio cuadrado podemos fundir una pieza, maquinarla, aplicarle procesos especiales y enviarla directamente a la OEM”, explica Langello.

Para la empresa que él representa y para otras con las que colabora en Roca Fuerte, esa reducción de tiempo se ha traducido en alianzas, mayores pedidos y nuevos negocios con sus clientes, debido al beneficio que supone para una industria que no deja de crecer. “La velocidad es clave, especialmente en estos tiempos, con el aumento de los nuevos programas de motores, es clave tener un buen desempeño”, dice Langello.

Como la empresa ya contaba con clientes en Sonora y en los Estados Unidos, su decisión de abrir instalaciones en Guaymas resultó acertada, pero también fue importante el apoyo del gobierno local a la industria aeroespacial y el capital humano que puede hallarse en Sonora.

El aterrizaje en Roca Fuerte

Tomada la decisión, en 2012, de instalarse en Guaymas, inició el proceso de construcción de la planta, así como la contratación de personal, para lo cual EST trabajó con The Offshore Group a fin de hallar el talento que requería.

Aunque encontrar talento podía ser un desafío por la singularidad su industria, de acuerdo con Langello, en Sonora hay escuelas de ingeniería y el gobierno local está haciendo un buen trabajo en esta área. “Aquí en Roca Fuerte tienen un centro de capacitación donde enseñan a los jóvenes desde temprana edad a usar equipo de medición, a programar y a operar una máquina CNC”, comenta.

Por tratarse de tecnologías nuevas en el país, los primeros cuatro empleados de Ellison tuvieron que capacitarse en los Estados Unidos. “Nuestros primeros empleados pasaron de tres meses a un año y medio en nuestras instalaciones de Hebron, Kentucky, para recibir capacitación específica, además de capacitación cruzada. Nuestro administrador estuvo lejos de su familia casi durante seis meses para aprender los aspectos financieros de Ellison y a manejar el negocio como administrador del sitio”, dice Langello.

En 2013, cuando estaban a punto de comenzar a operar, la empresa se enteró de que su principal cliente fue absorbido por un competidor de Ellison, lo que cambió por completo su perspectiva inicial.

A pesar de ello, el equipo de ventas localizó nuevos prospectos y encontraron a su primer cliente en Mexicali, con quien trabajaron para desarrollar 48 números de partes distintas. Con equipo y personal completamente nuevo, la empresa comenzó a operar en México en junio de 2015. “El desarrollo y aprobación de los 48 números de partes de forma oportuna fue un gran éxito. Fue genial trabajar para ese proyecto”, recuerda Langello.

Servicios altamente especializados

La mayor parte de los acabados para aeroespacial que se realizan en México se cubren con procesos tradicionales como galvanizado, anodizado, E-coat y pintura en polvo, pero el centro del negocio de EST es muy distinto. La empresa lleva a cabo procesos tan especializados que no existían antes en México.

El trabajo cotidiano de la planta en Guaymas consiste en tratar las piezas con recubrimientos de spray térmico, los cuales incluyen técnicas como high velocity oxy-fuel (HVOF), spray de plasma y arco eléctrico. De igual forma, EST ofrece recubrimientos con aluminizado en fase de vapor, dri-film lube (para reducir la fricción de la superficie) y procesos térmicos como tratamiento de calor o soldadura al vacío.

“La mayoría de los componentes aquí están relacionados con motores de turbina y componentes estructurales. Las partes estructurales que procesamos son parte de las góndolas (nacelle), y cualquier cosa de ocho pies de largo a dos pulgadas, lo que puede hacerlo muy complejo”, explica Langello.

La diferencia de estos procesos con los tradicionales se refleja en la disposición de la planta, ya que en Ellison no existen largas líneas de trabajo para sumergir piezas ni tanques rebosantes de químicos. Lo que se ve en sus instalaciones son cabinas especiales para aplicar ciertos procesos, algunos de los cuales, como el carburo de tungsteno, están automatizados con robots. Hay también espacios para hornos y estaciones de trabajo para enmascarar piezas y sitios especiales para el control de calidad.

Cada pieza que se procesa en esta planta llega con las especificaciones del tipo de proceso que deberá recibir, y esa información viene dictada directamente por el cliente o la OEM que realizará el ensamble final.

El HVOF, por ejemplo, es un recubrimiento muy denso y de gran dureza, y está destinado para aquellas partes que requieren resistencia al desgaste. El spray de plasma crea una barrera térmica en las piezas que tienen mucho contacto con el calor, y el aluminio en fase de vapor evita la oxidación. “El desarrollo de un proceso específico puede llevar hasta un año”, comenta Langello.

Ventas en ascenso

Para ser una empresa que comenzó apenas hace cinco años en México, Ellison tiene una sólida base de clientes en el país, entre los que se encuentran Walbar Engine Components (cuya planta está justo frente a la de Ellison), Paradigm, Sargent Aerospace and Defense y Altaser, por mencionar algunos.

En cuanto a la distribución geográfica de sus clientes, los hay del mismo estado y otros que provienen de Querétaro o Chihuahua y de distintos puntos de los Estados Unidos.

Al preguntarle sobre el volumen de ventas de EST, Langello responde que en 2018 la planta de México trató alrededor de 102,000 partes individuales, y agrega que al comparar 2017 con 2018, observaron un crecimiento de 119 por ciento, y para 2019 esperan crecer alrededor de 20 por ciento más.

“La industria aeroespacial está realmente despegando en este momento, y lo digo sin querer hacer un juego de palabras. Las perspectivas para los próximos 20 años son tremendas. Es un momento muy emocionante para estar aquí en México con el crecimiento que se espera en los mercados aeroespacial, industrial y de generación de energía. Es un muy buen lugar para estar”, dice Langello.

Más allá del negocio

La historia de Ellison con México inició en los años noventa, cuando el fundador, propietario y presidente de esta empresa, Michael Ellison (quien falleció inesperadamente en otoño de 2018), se involucró en la creación de los ministerios Back2Back. Ellison contribuyó con su tiempo y recursos a Back2Back, cuya primera misión fue en Monterey, México, para apoyar a niños huérfanos.

De acuerdo con Langello: “El Sr. Ellison era un apasionado del trabajo que realizaba Back2Back. Esa pasión y su visión de un día brindar oportunidades a los niños de México eran notables. Estaba muy orgulloso de haber establecido la planta de Ellison en México, que completó la cadena de suministro y, al mismo tiempo, ofreció empleo a mujeres, hombres y adultos jóvenes de aquí”.

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